viernes, 11 de marzo de 2016








¡Y este año, más!

Todos los años, y ya van siendo muchos, repito la emoción que me produce todo lo que tiene que ver con nuestra Semana  Santa y digo bien “nuestra Semana Santa” porque hay una semana en el año donde se conmemora la Pasión, Muerte y sobre todo y por encima de todo, la Resurrección del Señor.
En cada población se celebran desfiles procesionales y los hay muy hermosos y dignos, pero yo sigo emocionándome con nuestra Semana Santa o incluso, más aún, con mi particular Semana Santa, la Semana Santa de “Los Sánchez” que no es que sea mejor ni peor, pero es la nuestra y empieza… ¿Cuándo empieza? No es el Miércoles de Ceniza con la Llamada, ni empieza con el Miserere, ni con los ensayos, ni tampoco con el reparto del vestuario.
Todo el año sentimos la misma emoción cuando escuchamos las marchas de Semana Santa sentados en la terraza del apartamento de la playa o viajando por cualquier lugar de España en el equipo del coche, así como cuando revisamos hasta la saturación los vídeos del año anterior en Navidad, alternando con los clásicos villancicos.
¡Pero este año, más!
Pasa el tiempo y a su paso arrastra las ilusiones y recuerdos de momentos felices pasados. Pasa el tiempo y nos deja el recuerdo entrañable de aquél o aquélla que ya no está a nuestro lado, pero el paso del tiempo también nos regala momentos tan dulces que van  a compensar a los otros: Este año nuestra Agrupación, la Agrupación del Santo Sepulcro, la de toda la vida, la de siempre, va a contar con tres de mis nietos. ¡Más Sánchez al tercio! Lo siento por otros que creían que El Cristo Yacente salía a la calle gracias a su gente, lo siento. Tal vez sea verdad, pero yo soy Sánchez y “barro pa dentro”. El desfile que cruza las calles en el Viernes Santo es mío y de mi gente.

Cuando este año veáis desfilar el tercio del Santo Sepulcro, notareis la prestancia, el orden y esa maravilla que es el paso largo y majestuoso de nuestros penitentes que acompañan al Cristo Yacente y aunque falte “un Sánchez” ahí va el relevo: Savia nueva al tercio y no quiero dejar en olvido a mis monaguillos y sé que este año cuando vea pasar nuestra procesión, no sabré hacia donde volver mi mirada: ¿A mis hijos? Tal vez, o a mis nietos que estrenan capuces o a los más pequeños, a esos monaguillos que esparcen incienso ante el bello trono o tal vez... miraré de reojo al que fue el origen de toda esta saga.