Hoy no escribo yo
Hoy no escribo yo sino mi hijo. Mañana es
el día del Padre y tengo que reconocer que este regalo es uno de los más
bonitos que un hijo con más de cincuenta años puede hacer a un padre: cariño,
admiración, respeto...
HABLAME PAPÁ
Hoy , en la Adoración
nocturna de la Iglesia de San Fulgencio, estando frente a Jesús Sacramentado,
me ha venido la imagen de mi padre, en el colegio de los Maristas, en una
soleada mañana de Domingo, en un ensayo de nuestra agrupación del Santo Sepulcro,
sin parar de corregirnos a todos, para arriba, para abajo, gastando bromas,
poniéndose serio, “nene…, así se coge el hachote”, en fin, disfrutando de su
más preciado tesoro, el Santo Sepulcro, y luego, lo he visto sentado en la
calle Mayor, tomando su chocolate con churros, totalmente satisfecho tras el
trabajo terminado, rodeado de su familia y amigos, el Viernes Santo.
¿Por qué estas
imágenes?....
No sé, pero hace unos
días, me comunicaron que la próxima Semana Santa, seré vara del Santo Sepulcro,
y es, como si el tiempo haya hecho justicia a mi padre que tanto ha trabajado
por esa Agrupación; si, dos hijos suyos saldrán de varas, en “su “, Santo
Sepulcro,…, la tradición continua.
Que honor supone eso:
Gregorio, Paco Barranco, Joaquín Sánchez, José Sánchez Auyón, Antonio
Giménez, Isaías Camarzana, Tarifa, Pepe Egea, Paco Buyo, Ángel
Martínez, José Mª García Vera, David Nieto, Pepe López, y tantos otros hermanos
de nuestra Agrupación que desde pequeño he visto pasar, y ahora yo en esa lista,…
¡no me lo creo!
Es una sensación como si
el destino haya cerrado el círculo de mi padre y pueda descansar, dejando su
tercio en manos de sus hijos… Y es aquí, dónde yo ahora lo necesito,… sus
consejos, su guía, su aprobación, su visto bueno; ¡no sé qué piensa!, y me
gustaría saberlo, ¡te necesito!, ¡háblame!
Mi padre, aunque sé que
es parco en palabras, necesito que me hable, que me pase el mando de esta nave
que ha sido guiada por él, desde hace muchos años, incluso, después de dejar ya
de salir de nazareno,… ¡háblame!
Siempre, lo he
observado, a distancia, entre la agrupación, pero con orgullo de que ese al que
todos alaban , con el que todos quieren hablar, al que todos escuchan, al que
todos piden consejo,…, sea mi padre, pero ahora me toca a mí dirigir su tesoro
y no quiero ni puedo fallarle,…¡dime algo!, ¡háblame!
Yo digo orgulloso, que
conmigo volverá el “método Gregorio”, pero ése método es intransferible, único,
nunca más existirá, y lo sé, pero quiero ser digno sucesor, a distancia, de él,
y no sé cómo lo haré,… ¡háblame!
Él tiene un carisma,
dónde se mezcla la autoridad ganada, con la bondad, el cariño y la broma, hacía
sus compañeros de Agrupación. Tiene todo su respeto, aún sin salir, ya hace
tiempo; como dicen: “si estuviese aquí Gregorio, nos lo explicaría
perfectamente…”, pero él ya no desfila, delegó, y ahora me toca a mí
dirigir su tesoro,… ¿sabré hacerlo?,… ¡háblame!
Yo sólo le pido a Dios,
que me haga digno de llevar el nombre de mi padre, y que él se sienta orgulloso
de mí, y que tras terminar la procesión del Viernes Santo, nos sentemos juntos,
y sin decir nada y con sólo un gesto de satisfacción, nos tomemos ese chocolate
con churros, junto a los nuestros, tras haber desfilado por nuestras calles,
con nuestro Yacente.
Gracias papá por todas
tus enseñanzas y ejemplos.
¡Esta procesión va por
ti!
Te quiero
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