La luna llena de Abril trajo la lluvia
Hoy, acabada la Semana Santa, yo querría colgar en esta página las
fotografías de todos mis familiares y amigos desfilando por las calles de mi
ciudad, querría presentaros las preciosas imágenes que desde Santa María
recorren todos los años las calles de Cartagena, pero no las tengo.
Esta Semana Santa no ha sido como siempre, ha sido diferente.
Todos hemos seguido los informes meteorológicos temiéndonos lo peor pero sin
querer creérnoslo. Las túnicas colgadas en sus perchas esperando el gran
momento, las zapatillas con las hebillas bien cosidas y reforzadas para que un
traspiés no las desprenda, los caramelos de los pequeños nazarenos ya
comprados, imperdibles, alfileres, agujas por si hace el caso de arreglar algún
bajo o sostener un cíngulo que se desliza.
La Semana Santa ya ha pasado y los trajes de mis hijos y mis
nietos continúan en sus perchas, los bonetes, los mochos y capuces esperando y
mi traje negro, el que solo me pongo para acompañar a la Soledad de los Pobres
sigue colgado dentro del armario. Bufandas, medallas, pañuelos y guantes han
sido sustituidos por paraguas y chubasqueros a lo largo de tres días con sus noches.
Ha sido hermoso y emocionante estar dentro de la iglesia
acompañando al Cristo Yacente, al Jesús Nazareno o a mis Vírgenes: los
Viacrucis, las Salves, la lluvia de pétalos, la multitud entrando y saliendo
con dificultad para contemplar una vez más los tronos o esa capilla repleta de
sudarios y varas o esas filas de hachotes esperando una mano que los ponga en
las manos de cada penitente.
Tristeza, emoción y desengaño, sentimientos que no queríamos
mostrar a nuestros hermanos, no queríamos creer lo que estábamos viviendo día
tras día, pero sí, la Semana Santa se acababa y las ilusiones de todos se caían
como naipes de un castillo.
¡Ya ha pasado la Semana Santa de 2019! La luna llena de la primavera
ha traído la lluvia, tan necesaria para nuestros campos y se ha llevado los
sueños de todo un año de proyectos de muchos cartageneros.
Hasta el año
que viene que será lo que Dios quiera.