viernes, 7 de junio de 2019

El silencio es vital para nuestro cerebro

Como siempre que "navego" me encuentro cosas interesantes -al menos desde mi punto de vista- y es por ello que al encontrarme con este artículo , os quiero hacer partícipe de él:



La ciencia dice que el silencio es vital para nuestro cerebro La prueba de que el ruido duele y el silencio sana. El valor del silencio es sentido por todos en algún momento de sus vidas. El silencio es reconfortante, nutritivo y acogedor. Nos abre a la inspiración y nutre la mente, el cuerpo y el alma.

Mientras tanto, la locura del mundo ruidoso está ahogando nuestra creatividad, nuestra conexión interior y obstaculizando nuestra resistencia. La ciencia muestra ahora que el silencio puede ser justo lo que necesitamos para regenerar nuestros cerebros y cuerpos exhaustos.

Los estudios demuestran que el ruido tiene un poderoso efecto físico en nuestros cerebros, causando niveles elevados de hormonas del estrés. El sonido viaja al cerebro como señales eléctricas a través del oído. Incluso cuando estamos durmiendo, estas ondas sonoras hacen que el cuerpo reaccione y active la amígdala, la parte del cerebro asociada con la memoria y las emociones, lo que lleva a la liberación de hormonas del estrés.

Por lo tanto, vivir en un ambiente consistentemente ruidoso hará que usted experimente niveles extremadamente altos de estas hormonas dañinas

Este es el único grito que me gusta


domingo, 2 de junio de 2019






Llega Junio y acaba Mayo

Mayo acaba de terminar y Junio nos va conduciendo hacia el soñado verano. Atrás van quedando los niños de Primera Comunión, la recogida de las notas finales, los actos académicos de graduación y el inicio de las comidas y cenas de despedida de todos los cursos a los que hemos acudido este año.
Hoy me siento a escribir porque tengo necesidad de ello. Noto que se deslizan como arena entre los dedos situaciones, experiencias y sentimientos que se me escapan y desconozco hacia donde van. Miro mis rosas que hasta ayer perfumaban toda mi casa y veo caer sus pétalos ajados, abro los armarios para buscar la ropa de verano y su imagen no me dice nada, no recuerdo si fui feliz el pasado año vistiendo estas prendas, con quien estuve y adonde fui. 



El tránsito de todo me agobia y me aturde. Siento que antes de ahora los años tenían trecientos sesenta y cinco días y los días veinticuatro horas, pero ahora no es así: Hay recuerdos de hace tan solo un momento que no consigo acercar a mi memoria y otros lejanos que me envuelven como una suave caricia y los vuelvo a recordar y a vivir como si el tiempo volviera de nuevo a llevarme a aquellos lugares en que fui feliz, rodeada de aquellas personas que tanto me amaron.


Llega Junio y acaba Mayo. Termina mi Primavera, la de las flores de mi jardín, la de los niños jugando hasta muy tarde con las bicis o jugando a la pelota o escondiéndose nerviosos entre mi casa y la suya y eso me hace recordar aquellos tiempos lejanos en yo también jugaba a esconderme y nerviosa deseaba y al mismo tiempo quería que no me encontrara nadie y si nadie me buscaba me sentía aun peor, ya que nadie me extrañaba.  

Pasa el tiempo y yo con él también paso. Quiero retener el tiempo, pero es mentira, no quiero. Quiero que pase veloz, que no se detenga apenas. Quiero… No sé realmente que quiero o quizás lo sé muy bien y no quiero lo que quiero.  
Este sueño y esta paz es lo en verdad envidio.