domingo, 2 de junio de 2019






Llega Junio y acaba Mayo

Mayo acaba de terminar y Junio nos va conduciendo hacia el soñado verano. Atrás van quedando los niños de Primera Comunión, la recogida de las notas finales, los actos académicos de graduación y el inicio de las comidas y cenas de despedida de todos los cursos a los que hemos acudido este año.
Hoy me siento a escribir porque tengo necesidad de ello. Noto que se deslizan como arena entre los dedos situaciones, experiencias y sentimientos que se me escapan y desconozco hacia donde van. Miro mis rosas que hasta ayer perfumaban toda mi casa y veo caer sus pétalos ajados, abro los armarios para buscar la ropa de verano y su imagen no me dice nada, no recuerdo si fui feliz el pasado año vistiendo estas prendas, con quien estuve y adonde fui. 



El tránsito de todo me agobia y me aturde. Siento que antes de ahora los años tenían trecientos sesenta y cinco días y los días veinticuatro horas, pero ahora no es así: Hay recuerdos de hace tan solo un momento que no consigo acercar a mi memoria y otros lejanos que me envuelven como una suave caricia y los vuelvo a recordar y a vivir como si el tiempo volviera de nuevo a llevarme a aquellos lugares en que fui feliz, rodeada de aquellas personas que tanto me amaron.


Llega Junio y acaba Mayo. Termina mi Primavera, la de las flores de mi jardín, la de los niños jugando hasta muy tarde con las bicis o jugando a la pelota o escondiéndose nerviosos entre mi casa y la suya y eso me hace recordar aquellos tiempos lejanos en yo también jugaba a esconderme y nerviosa deseaba y al mismo tiempo quería que no me encontrara nadie y si nadie me buscaba me sentía aun peor, ya que nadie me extrañaba.  

Pasa el tiempo y yo con él también paso. Quiero retener el tiempo, pero es mentira, no quiero. Quiero que pase veloz, que no se detenga apenas. Quiero… No sé realmente que quiero o quizás lo sé muy bien y no quiero lo que quiero.  
Este sueño y esta paz es lo en verdad envidio.


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