lunes, 13 de abril de 2020

Nuestro propio COVID19






Ya han pasado algunas semanas de aislamiento, ya sabemos cuáles son las medidas que debemos tomar para no caer en las garras del Coronavirus, conocemos las diferentes teorías para evitar contagios y somos conscientes de que lo estamos haciendo bien, pero cada día que pasa escuchamos nombres de “caídos” que nos van sonado más próximos a nuestra familia, amigos o simplemente conocidos.


Estamos pendientes de las noticias para saber los números que las estadísticas del Gobierno nos comunican día tras día. Nos estamos volviendo unos expertos en los fríos números que son eso, tan solo números, sin nombre ni apellidos, sin imagen alguna, sin cara.
Han pasado ya varias semanas y nos esperan otras tantas para ver la luz al final del túnel y tal como decía una comentarista, tal vez esa luz es un tren que nos viene de frente, pero así y todo no nos podemos dejar llevar por el desaliento. Estamos obligados todos a ser optimistas y enfrentarnos a esta pandemia con el coraje y la fuerza que tenemos más que demostrada en esta larga vida nuestra.


Por ello creo que puede ser interesante que nos paremos a pensar un momento en lo que este largo tiempo de aislamiento de nuestros seres queridos, familiares, amigos o vecinos han hecho de nosotros.

-      ¿Qué es lo positivo y que es lo negativo que hemos descubierto en este periodo de aislamiento?
-      ¿Qué es lo mejor y lo peor que hemos vivido en estos días?
-      ¿Quién me ha sorprendido o desengañado con su actitud?
-      ¿He cambiado a mejor o a peor con el aislamiento?