Tengo
que escribir, tengo que obligarme a ello aunque no me apetece o más bien no sé
para qué escribir. Despedí el año e inicié éste sin tener ganas de nada, no
solo de escribir, sino de leer, pasear o cualquier cosa que me hiciera salir de
la rutina diaria necesaria para sobrevivir. Todos los días me parecen iguales y
sin embargo todos los días ocurren cosas distintas: Alguien muere, tal vez
demasiados, alguien nace, aunque muy pocos se deciden a nacer en estos tiempos
extraños y los días pasan y los meses también y llega un Año Nuevo lleno de
¿esperanzas, ilusiones?
Recuerdo
otros años en los que brindábamos felices en Nochevieja porque creíamos firmemente
que el año entrante nos daría nuevas experiencias. Soñábamos ilusionados con
multitud de proyectos y nos decíamos unos a otros “el nuevo año voy a…” y ahí colocábamos
un proyecto, un viaje, una actividad, cualquier cosa que nos ilusionara, pero
este año llegó la Navidad sin las maravillosas reuniones multitudinarias de
otros años, llegó Nochevieja y las uvas entraron lentamente en nuestra boca sin
brindis, sin promesas a cumplir para el nuevo año.
No creáis
que estoy deprimida, no es eso. Es tan solo, que reflexiono ahora comparando
este 2022 con los muchos vividos, en los que el cambio de año suponía una serie
de momentos felices e ilusionados. No voy a negar que a lo largo de mi vida he
vivido Navidades tristes y otras muy tristes por las ausencias de seres
queridos, pero había esperanza, había niños, futuros ilusionados, pero ¿Qué nos
ofrece este año que ahora empieza? Más dosis de vacuna, más tiempo de
mascarillas, menos encuentros familiares o de amigos, más rutina.
Perdonadme
estas reflexiones. Quisiera ser optimista, ver la luz al final de este largo y
estrecho túnel y me esfuerzo en ello, pero empiezo a cansarme de esperar. Me
viene a la memoria la canción de Serrat, aquella que contaba la historia de Penélope,
esperando en el andén o la otra Penélope que tejía y destejía esperando el
regreso de su amado Ulises. Sigo teniendo fe en que mi tren llegará cargado de
nuevo de ilusiones y todas las personas a las que ahora extraño volverán y recordaremos
estos tiempos como un sueño, como una triste pesadilla que olvidaremos, para
enfrentarnos a nuevas Navidades, Años Nuevos y sobre todo Reyes Magos cargados
de regalos, ilusiones y esperanzas. ¡Feliz Año Nuevo!