viernes, 28 de agosto de 2009

medio lleno, medio vacio



Ultimamente estoy leyendo demasiadas noticias en la prensa escritas por personas pesimistas.No se si es que los becarios tienen que ganarse el puesto y ya sabemos que la noticia de que un perro ha mordido a un señor no es tan buena como la del señor que arranca una oreja a su mascota de un bocado.




Quiero pensar que la causa de leer tantas noticias trágicas, deprimentes y desagradables esté motivado por la falta de noticias autenticas aunque me temo que estas cortinas de humo pretenden ocultarnos la realidad:



1º- ¿hay crisis o no hay crisis?



2º- ¿la gripe A está controlada o no?



3º- ¿tenemos seguridad en nuestras casa y en nuestras calles?



4º- ¿las playas están en condiciones de ser visitadas por nuestros turistas.



5º, 6º, etc...



Todas estas preguntas me las hago porque ya no sé que pensar tras leer las noticias de la prensa o ver los debates televisivos



¿Se hunde el país? ¿Nos bajamos en marcha de este planeta y emigramos a Júpiter?



A mi edad, tal vez, debería ser más desconfiada y pesimista y dar cabída a todas esas noticias macabras que nos envuelven en todos los medios de comunicación, pero me niego. Prefiero pasar por infeliz y darle un voto de confianza a la gente que me rodea, a los que nos gobiernan, a nuestro país que es el mejor país que tenemos...



Confio en la gente, amo a la gente y prefiero equivocarme antes que desconfiar de los demás.



El vaso está medio lleno o aún mejor, como decía aquél: "El vaso está completamente lleno, la mitad de agua y la otra mitad de aire, pero LLENO"

miércoles, 19 de agosto de 2009

Mi padre, mi amigo, mi profesor...



Escribir este nombre – PADRE – me duele en lo más profundo de mis entrañas. Es como una mezcla extraña de una gran ausencia y a la vez una más grande presencia.
El está aquí ahora y siempre: Mi padre, mi amigo, mi profesor.
Tengo tantas deudas impagadas con él, que no me considero digna de mencionar sus virtudes porque parecería que pretendo con ello saldar mi cuenta pendiente y eso no es posible, por más que me esforzara.
Dicen que mi padre ha muerto, pero no es cierto. Morir es ausentarse, desaparecer, olvidarse y él está presente. Nunca se ha ido de mi lado. Cuantas veces lo he precisado, él ha acudido en mi ayuda. Pensar en él y sonreír es todo uno. Él es la sonrisa perenne, el gran niño feliz, la cara buena de la vida, la confianza en el género humano…
No he conocido jamás una persona más noble y limpia. Dios le concedió la gracia de la inocencia del niño, esa que es capaz de pasar por la vida como San Pedro sobre las aguas sin hundirse en las sucias y escabrosas profundidades del mundo.
Me dio y me sigue dando, día a día, un ejemplo de sencillez y nobleza que nunca lograre, porque el mundo en que me muevo es sucio y feo y yo no tengo su fuerza y su capacidad para emerger entre tanta inmundicia.
Vuelvo la vista atrás y en todas y cada una de las diferentes etapas de mi vida lo veo junto a mí. Paseos, juegos, cuentos, chistes, historietas, infancia, adolescencia… Se mezclan en mi mente las imágenes y siempre está mi padre en ellas. Explicaciones de matemáticas, discusiones de todo tipo, conversaciones profundas… ¡Cuánto he hablado con mi padre! Me alegro de haber tenido la suerte de haber podido tener a mi lado a este gran conversador. Nunca ha sido un aburrido monologo ni una lección magistral.
Siempre discutíamos de todo, cualquier tema nos servía para iniciar un debate. Mis preguntas le ponían furioso pero disfrutábamos ambos en la lucha dialéctica que se sabia cuando empezaba pero nunca cuando y como terminaba. El diccionario, la búsqueda de la palabra adecuada, la aclaración pertinente, la fecha exacta, el lugar preciso… Nos encantaba ese juego. Mi madre nos llamaba a comer o a cenar, pero nosotros seguíamos con lo nuestro.
Mi actual forma de ser y pensar. Mi carácter curioso, conversador y polémico nace de mis primeros años con él. Yo recitaba los poemas que él elegía para mi, yo leía los libros que él me recomendaba. Nuestro mundo privado era pequeño y grande a la vez. Solo cabíamos los dos, pero llegábamos a los confines del universo. Estudiábamos la noche y las estrellas en la terraza de la playa. Observábamos los insectos, los diversos tipos de cultivo y los nombres de las flores en los paseos por el campo. Buscábamos la razón de las cosas, reíamos del absurdo de la vida y sobre todo hablábamos y hablábamos horas y horas…
Me enseño a no temer a las tormentas, a calcular a que distancia estaba la nube, a defenderme del miedo, aunque él siempre fue más miedoso que yo.
Al caer la tarde, mirábamos hacia la calle desde el mirador e inventábamos historias sobre las gentes que pasaban. Él lo sabía todo. Para todas mis preguntas, que eran continuas, en él siempre había una respuesta.
Me enseñó a nadar, a bucear y a hacer el muerto sobre las aguas tranquilas del Mar Menor. Eso lo hacia mejor que yo y que nadie. Un día lo hizo tan bien que ya no despertó. Me engañó esa vez. Creo que fue la única vez, pero yo espero que vuelva. Tenemos demasiadas cosas pendientes que le tengo que contar y preguntar. Aun no le he dicho que me he casado, que tengo hijos, que se han casado, que tengo nietos… Tengo que enseñarle mi casa, mi familia que es la suya, mis libros nuevos. Tengo aun muchas dudas que consultarle. Quedaron pendientes muchas cuestiones que aclarar y yo sé que él tiene las respuestas.
Estoy segura de que está jugando conmigo al escondite o a un juego nuevo del que no conozco las reglas. Lo busco, lo llamo pero no me contesta. Parece ser que no me oye. Debe andar mal del oído. Se estará volviendo viejo, pero aun así yo quiero estar con él. Quiero verlo envejecer y seguir riendo con él.
Debemos terminar este juego del escondite y de hacerse el muerto y pasar a otra cosa. Llevo demasiados años esperándole y él no se da cuenta de que se nos está acumulando la tarea. Él, que siempre ha sido tan ordenado, debería volver a clasificar y poner orden a este maremagno que es hoy mi vida.
Me enseñó muchas cosas, pero se dejó a faltar el enseñarme a caminar sola y tropiezo y pregunto y me falta su respuesta que estoy segura que era la correcta, porque él lo sabía todo y yo no sé nada.
¡Me fallaste profesor…!

jueves, 13 de agosto de 2009

cartagena antigua

Para mis cartageneros ausentes les pongo la dirección de un portal que como su nombre indica está llena de fotos antiguas de nuestra Cartagena entrañable.

Cartagineses y Romanos







Se aproxima el mes de Septiembre y con él las fiestas de Cartagineses y Romanos.
Ya conocéis mi preferencia absoluta por la Semana Santa de mi tierra, pero también sabéis que soy una enamorada de la arqueología y los ancestros de mi tierra. Por ello os invito a conocer y a vivir esta fiestas que se desarrollan en la segunda quincena de Septiembre.
Rememoran los acontecimientos históricos que ocurrieron en esta ciudad hace dos mil años.
Os adjunto este vídeo, que aunque no es muy reciente, si resume algo de lo que aquí sucede en esos días.
Quedáis todos invitados.
http://videoscartagena.com/CarthaginesesyRom2007/index.html

Estas son las diferentes tropas que dan vida a estas fiestas:
LEGIONES ROMANAS
Adoradores de Venus
Amazonas de Capadocia
Ara Pacis
Argentum
Edetanos. Collegium
Fuerzas de Choque
Gens Numisius
Guardia Pretoriana
Legio Vernácula
Legión Cayo Lelio
Legión de Escipión
Legión II Navalis
Legión IV Quinto Trebelio
Legión de Sagunto
Magistrados de Roma
Marte y Minerva
Nova Cartago Espartaria
Pueblo de Massalia
Rehenes de Cartago
Senadores Patricios
Templo de Baco
Tribunos de Roma
Triunviros Cartagonova
Universitas
Vigiles de Cartagonova
TROPAS CARTHAGINESAS
Caballeros e Isis
Cinco Colinas
Conquistadores de Iberia
Discípulos de Esmún
Guardia de Tanit
Guerreros de Uxama
Honderos Baleares
Lanceros Hoplitas
Mastienos
Mercenarios Celtas
Mercenarios de Lobetania
Mercenarios Iberos
Mercenarios Ilergetes
Navegantes de Bomílcar
Príncipes de Mastia
Quart Hadast
Reino de Tartesos
Seguidores de Asdrúbal
Tropas de Adherbal
Tropas de Amílcar
Tropas de Aníbal
Tropas de Baal-Hammón
Tropas de Himilcón
Tropas de Magón
Tropas de Tiro
Para más información: http://www.cartaginesesyromanos.es/

Comienzan las fiestas el día 18 de Septiembre.

mi amigo el eucalipto


Ya sé que no a todas las personas les gustan los eucaliptos, pero yo me crié a la sombra de uno y aún ahora, al cabo de tantos años, sigue dándome compañia

EL EUCALIPTO, MI AMIGO

Los mejores años de mi vida trascurrieron siempre muy cerca de él. Son cientos de cosas felices las que recuerdo a su lado. Lecturas bajo sus ramas de tebeos y de cuentos, escaladas por su tronco, saltos desde allí arriba, escondites y secretos ocultos entre sus ramas... Luego, con él descubrí el aroma de los primeros perfumes al frotar entre mis manos sus tiernas hojas. Fui guerrillera lanzando a otros niños sus granulosas semillas. Jugué a patinar riendo deslizando mis sandalias sobre ellas en el suelo. Me hice collares, pendientes. ¡Dios mío, cuanto jugué con mi amigo!
Las primeras experiencias que recuerdo de mi amigo me trasladan a mi cama, cubierta con una manta tomando unos vahos balsámicos y aromáticos que mi madre preparaba para ayudarme a curar de mis catarros y toses y así poder regresar a la calle y jugar con mis amigos y me curé y bajé. Y en el paseo recuerdo que jugaba junto a él y con la crueldad inocente de los niños le arañé, le tronché sus tiernas ramas, y tirando con mis manos de sus cortezas más secas, iba haciéndolas astillas, sin pararme a meditar si con mi gesto inconsciente le estaba haciendo yo daño. Pasaba horas y horas y bajo sus grandes ramas yo escuchaba, o contaba, largas historias de miedo en las noches calurosas de verano.
Grabé nombres muy queridos en su piel. Nombres que ya no recuerdo, personas que ya he olvidado, corazones con tan solo la inicial de los primeros amores. Nombres, fechas, sensaciones, amor de infancia que te llena y que te ahoga porque no puedes decirlo ni compartirlo con nadie, ni aun siquiera con esa persona amada. Amor que solo conoce mi viejo y paciente amigo por esas viejas señales, cicatrices ya ilegibles, ya tan altas, ya tan lejos…
Aquel eucalipto joven que conocí de pequeña, ha ido creciendo conmigo, hemos crecido a la vez, pero siempre diferentes. Yo delgaducha e inquieta y él fuerte, serio y callado. Bueno, callado no siempre. Recuerdo su voz sonando en diferentes registros según el tiempo y la época del año: De niña era mudo oyente de inocentes confidencias bajo su sombra. Sin estorbar, como queriendo escuchar sin que notáramos que él estaba allí, en silencio, sin estorbar, vigilante. Luego, en las noches calurosas de verano, cuando dejábamos apoyadas en su tronco nuestras viejas bicicletas y hablábamos sin cesar, contando nuestras historias y sin querer que la noche acabara, entonces él se movía. Sus ramas se alborotaban con una suave brisa movidas ligeramente y entonces, al oír el agitar de sus largas ramas verdes, nuestras madres nos llamaban y nos hacían volver y como todas las noches protestando y enfadadas por tener que ir a dormir en lugar de hablar y hablar de nuestras cosas, tan serias, tan importantes y a la vez incomprendidas por las personas mayores, subíamos a nuestras casas.
Luego, ya de adolescente, superada ya la etapa de jugar al escondite secreto, del campamento en el árbol y de las guerras de niños con raspaduras, chichones y sangre de vez en cuando y metida en la rutina del estudio, de los libros y de la falta de tiempo, dejé de jugar con él, con mi amigo el eucalipto, pero él seguía ahí. A veces me recordaba que aun él estaba allí enfrente, esperando mi regreso, haciendo sonar sus ramas de forma fuerte, sonora, para que yo lo mirase y delante de mis libros, yo lo miraba, le sonreía discreta y notaba que se calmaba y se volvía de nuevo a su serena quietud.
Otras veces me hacia reír, cuando daba una brusca sacudida y los cientos de gorriones que cobijaba habitualmente en sus ramas, salían volando en todas direcciones. Yo le miraba enfadada aguantándome la risa y él volvía a ser de nuevo serio y formal pero feliz de saber que aun yo era su amiga.
Recuerdo tardes de lluvia, con sus hojas bien lavadas, llorando suavemente, aun varias horas después de que la nube de otoño se hubiera marchado ya a humedecer otros árboles en otros sitios distintos. Con las gotas de su llanto, él iba formando charcos y los cuidaba con mimo para que no se secaran sin darles tiempo a los niños a jugar, a embarrarse y poder chapotear en ellos, tal como lo hacía yo entonces jugando bajo sus ramas y es que a mi árbol, tengo que reconocer que los niños le encantan. Les gusta verlos trepar para esconderse a su sombra. A los mayores, en cambio, cuando pasan por debajo les suelta el agua de golpe que retuvo de la lluvia, con un brusco movimiento, pero a los niños, ¡jamás! Los protege de la lluvia, del frío e incluso en la primavera, cuando sus flores se abren, llenas de polen, avisando que se acerca ya el calor que anuncia las vacaciones, los adultos renegando, se quejan de las alergias, de picor en la nariz, pero a los niños jamás, ni estornudan ni les molesta siquiera. Son sus amigos, los quiere y los observa en sus juegos.
Y ahora, cuando han pasado los años y yo me he hecho mayor, él sigue viéndome aún como cuando era niña y en las tardes en que estoy triste, angustiada o preocupada por las cosas de la vida, él me llama dulcemente, con sigilo, sin quererme molestar y a la vez discretamente para que nadie le note que me conoce, que es mi amigo, que está ahí, que me vigila, me quiere y me acompaña y yo lo quiero también porque ha sido de los pocos que aún me sigue queriendo. Se marcharon de mi vida mis mayores, mis amigos, los amores de otros tiempos, pero él aún continúa siendo fiel a esta niña que hace tiempo conoció y es que el pobre ¡ya tan viejo! no ha notado que han pasado muchos años y me sigue siendo fiel, como siempre, y hasta el final de mis días, seguirá siendo mi amigo.

Mi lector


Con esto de las vacaciones, la playa, los nietos, los amigos y yo que sé, no me había fijado en un par de cosillas:

1º que alguien está leyendo mis cosas ¡que ilusión! ¡Ya no estoy sola conmigo misma. esto me va a obligar a medir mis palabras. ¡Me debo a mi público!

2º que el contador se ha vuelto loco y ha avanzado hasta superar con creces los 200... ¿no será obra de mi único lector? Gracias de todos modos.

Ahora ya sé lo que sienten los artistas sobre el escenario. jajaja.

Bromas aparte, tengo que reconocer que esto me da nuevos ánimos para dedicarle más tiempo a estas cosas mías de aquí y de allá.
Supongo que os preguntareis que hacen ahí esos patucos blancos.
Significan varias cosas: Por ejemplo es una escusa de porqué hay días que no escribo en el blog y es porque estoy tejiendo gerseys, gorritos y patucos para los bebés de la familia y de los amigos y también vienen a significar que estoy feliz como un niño con zapatos nuevos y otra razón de colocar ahí arriba estos zapatos es para que en esta noche, que para mi es tan emocionante como la noche de reyes, me los encuentre mañana llenos de regalos y sorpresas como las que mi anónimo lector me ha ido dejando durante estos días pasados.

lunes, 10 de agosto de 2009

levante










Acabo de subir de la playa, en donde hoy no hemos podido bañarnos a causa de la bandera roja. El temporal de levante ha convertido mi dulce playa en esta playa de espuma y viento.
Eso no ha impedido que hayamos disfrutado contemplando las enfurecidas olas que a lo largo de la noche limpiaran la arena y tal vez mañana o quizás pasado volverá a estar dispuesta a recibirnos de nuevo.