domingo, 4 de octubre de 2009

El gran hermano nos vigila a todos


Esta madrugada ha saltado la alarma en la planta del hotel donde estamos pasando las vacaciones. Nos hemos despertado sobresaltados, lógicamente, nos hemos asomado al pasillo entre dormidos y desconcertados y cuando nos han comunicado que la causa ha sido debida a que algún cliente había encendido un cigarro en la intimidad de su habitación, hemos vuelto cada uno a cerrar la puerta.
Con tanto sobresalto, ya no he podido volver a quedarme dormida y me ha dado por pensar y he pensado varias cosas:
Me he dado cuenta de lo torpe y poco preparados que estamos para las emergencias. Hemos salido al pasillo a mirar, a preguntar, a “cotillear” pero no a buscar la salida de emergencias, ni hemos sido capaces de decidir con premura que es lo primordial en estos casos. En fin, un desastre. Si hubiéramos tenido que huir… ¡menudo lío habríamos montado!
Por otro lado, he pensado en la persona que ha provocado la alarma y he sentido pena por él. Un fumador empedernido al que persiguen, vigilan y controlan sabe que está dominado por un vicio, pero no se puede pasar de la noche a la mañana de ser miembro de un selecto club, en el que estaba bien visto fumar, en el que se ofrecía un cigarro para iniciar una conversación o un negocio, donde el mejor regalo era una buena caja de puros a ser un proscrito de la sociedad, un apestado. ¡Y pensar que aún conservamos en la retina esas escenas tan bellas que todos hemos admirado en la gran pantalla del protagonista encendiendo el cigarrillo a la bella oponente de mirada seductora!
Todo ha cambiado demasiado aprisa y los fumadores lo pasan mal y yo me pongo de su parte. Yo he sido fumadora y los comprendo y sobre todo me niego a aceptar a ese ejército inquisitivo que de pronto se han dedicado a perseguir a los pobres fumadores. Los buscan con encono como si el conseguir “dar caza” a un fumador llevara un premio. Me recuerda demasiado “Un mundo feliz” de Aldous Huxley. El autor describe una sociedad utópica que se implantaría alrededor de 2540 y sin embargo se equivocaba, ya que el argumento de esta novela, escrita en 1931 ya está presente entre nosotros.
No voy a profundizar más en el tema, porque tal vez el hecho de haberme despertado bruscamente esta madrugada me ha afectado. Os recomiendo que volváis a leer esta “fantástica” novela para comprobar como EL GRAN HERMANO nos vigila a todos.

3 comentarios:

  1. Es un tema complicado para sacar conclusiones apuradas.
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  2. Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Panama!

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  3. Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!

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