sábado, 4 de abril de 2009

Viernes de Dolores


Demasiadas cosas, demasiadas emociones. Viernes de Dolores en Cartagena: Todos los años lo mismo, pero cada año distinto. La ofrenda de la onza de oro, el Pregón, la visita obligada por la tarde a la Iglesia de la Caridad. La calle llena de gente, caras conocidas, niños y bebes nuevos que observan sorprendidos las flores y las luces. Otra Salve más, ¿Cuantas hemos cantado? Tambores que rompen el encanto, municipales que piden espacio para que pase la procesión, la última novena y ausencias. Muchas ausencias en las calles esta tarde-noche. Recuerdos de otros Viernes de Dolores con niños pequeños a los que les explicábamos todo lo que estaban viendo; Viernes de Dolores con amigos, muchos amigos a los que el tiempo ha borrado de la calle y ha arrinconado en un sillón especial frente al televisor, desde donde intentan identificar caras amigas en la calle de la Caridad o en el interior de la Iglesia.
Sigue siendo el día grande en la ciudad, seguimos pidiéndole a La Madre, cada año más y más. La familia crece por abajo y mengua por arriba. Ya no debemos pedir tanto y sí dar gracias por todo lo recibido y olvidar las ofensas, los desengaños y solo estar allí ante Ella, mirándola y esperando que Ella también nos mire.

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